¿Por qué un emprendedor tiene éxito donde otro fracasa? ¿Cuál es el ingrediente secreto que permite a un emprendedor tener éxito en los negocios?
En definitiva, ¿Cómo puedes convertirte en un buen emprendedor?
Me encantaría decirte que tengo la receta mágica, pero mucho me temo que no existe tal ingrediente. Lo he estado buscando en la calle, en casa, incluso debajo de la cama, pero hasta el momento solo he encontrado un bosque de pelusas y una moneda de 10 céntimos (algo es algo).
El éxito empresarial es una combinación de varios factores. Si bien tienes control sobre algunos de ellos, otros escaparán por completo a tu influencia. Tu personalidad, la situación económica o las tendencias del mercado son solo algunos ejemplos de elementos estáticos sobre los que no se puede intervenir. Simple y llanamente existen y tienes que lidiar con ellos. Por fortuna, existen muchos otros factores de éxito sobre los que sí puedes actuar de forma más directa.
Veamos:
#1: Cultiva la paciencia
La paciencia es la clave del éxito a la hora de poner en marcha una empresa. Tienes que aceptar desde el principio que vas a tener que dedicar mucho tiempo a tu proyecto empresarial y grandes cantidades de energía (y puede que de dinero). Habrá un largo período de tiempo muerto antes de que la cosa despegue.
Es fundamental estar atento a este período de latencia, para evitar cuestionarse constantemente y malgastar energías. Solo tienes que aceptarlo, arremangarte y seguir currando.
#2: Aprende a fallar
El peor enemigo de un emprendedor es el orgullo.
La mayoría de empresarios de éxito han experimentado fracasos monumentales en sus anteriores proyectos.
Si no eres capaz de aceptar el fracaso desde el primer momento, no hagas nada. Son precisamente los fracasos los que te edifican y forjan el carácter de los empresarios de éxito al dotarles de conocimientos y habilidades imposibles de adquirir de otra manera.
A todo este trámite lo llamamos “experiencia”. Tan simple y tan complejo.
Admitir la posibilidad de fracasar y experimentar el fracaso son caminos necesarios para el éxito. Al final, ¡todo lo que cuenta es saber cómo volver a ponerse en pie!
#3: Confía en tus colaboradores
Una idea de negocio no vale nada. ¡Un negocio vale mucho! ¿Cuál es la diferencia entre los dos? Mientras que una idea es solo una semilla en la mente de una persona, un negocio es el resultado de la colaboración entre varias personas.
Para que su proyecto empresarial cobre vida y tenga éxito, deberás reunir a las personas adecuadas y lograr que colaboren. Pagar o no a cada colaborador no cambia nada. Deja que apliquen sus propios conocimientos y sus propias formas de ver tu proyecto.
Si estás estancado en tus propias ideas y te niegas a dejar que los colaboradores piensen libremente, privarás a tu empresa de recursos fundamentales para su desarrollo. Tienes que desarrollar la confianza en tus colaboradores y abrirte a todo lo que puedan aportar a tu empresa.
#4: Recuerda por qué estás haciendo todo esto
Los emprendedores de éxito encuentran la motivación en el hecho de que están tomando sus propias decisiones y logrando una visión “de autor”. Estas son las motivaciones empresariales más fuertes y eficaces y estrechamente vinculados al éxito empresarial.
En ocasiones, la vida cotidiana puede alejarte de los motivos por los que te embarcaste en esta aventura, pero precisamente estas motivaciones son el combustible que te dará la energía para avanzar en tiempos difíciles.
Tómate un momento, una vez al día, detente y simplemente pregúntate: ¿Por qué estoy haciendo todo esto? ¿Qué me empuja? ¿Qué me da energía? ¡Hazlo y me cuentas!
#5: Haz lo que realmente te gusta
Está claro que, como emprendedor, no solo estás haciendo lo que te apasiona ¡claro que no! Tienes que aprender a ejecutar una amplia gama de tareas que te sacarán constantemente de tu zona de confort.
Además, desde el principio, debes comprender que tu empresa necesita conocimientos y habilidades que no podrás desarrollar. Tienes tu propia personalidad; ¡no puedes cumplir con el perfil de todos los trabajos y profesiones! Aunque se asombroso ver como muchos emprendedores superan sus límites y salen de su zona de confort, nadie es perfecto en todo.
Tienes que aprender a delegar y concentrarte en tus puntos fuertes. Lo bueno de todo esto es que tus puntos fuertes son necesariamente lo que te hacen disfrutar de tu trabajo.
Tus habilidades naturales son las que te dan energía, hacen que tus tareas sean fáciles y placenteras; te hacen sentir vital.
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